En un inédito tumulto político, el gobierno francés liderado por el Primer Ministro Michel Barnier cayó el miércoles, marcando el mandato más corto de cualquier administración en la Quinta República. El colapso se produjo apenas días antes de su hito de 100 días, tras una decisiva votación de censura respaldada tanto por la coalición de izquierda del Nuevo Frente Popular como por la ultraderechista Unión Nacional liderada por Marine Le Pen.
Un gobierno en tiempo prestado
La moción de censura, encabezada por el Nuevo Frente Popular, pasó con 331 votos de 574, superando el umbral de 288 votos necesario para derrocar al gobierno. La Unión Nacional de Le Pen ya había prometido apoyo a la moción de izquierda, sellando el destino de Barnier incluso antes de que comenzara el debate. La moción recibió 32 votos adicionales de independientes y otros miembros de la oposición, subrayando el descontento generalizado con la administración.
La caída de Barnier estuvo en gran medida vinculada a su controvertido uso del Artículo 49.3 de la Constitución francesa a principios de esta semana para eludir al parlamento y aprobar el presupuesto de Seguridad Social del gobierno. Su decisión siguió a negociaciones tensas con el partido de Le Pen, que exigía concesiones como la reducción de impuestos sobre la electricidad, la disminución de la ayuda médica para inmigrantes indocumentados y la preservación de los reembolsos para ciertos medicamentos. Sin embargo, la negativa de Barnier a retrasar el aumento de las pensiones—una demanda clave de la Unión Nacional—destruyó cualquier posibilidad de asegurar su apoyo.
Una súplica por responsabilidad ignorada
En un discurso desafiante antes de la votación, Barnier reconoció las imperfecciones de su presupuesto, citando el tiempo limitado que tuvo para redactarlo. “Solo tuve 15 días para prepararlo, y reconozco que no es perfecto”, dijo. Hizo un llamado a los legisladores para que actúen con responsabilidad, pero finalmente no logró convencerlos. La izquierda y la extrema derecha, unidas en oposición, atacaron su liderazgo y políticas, forzando su renuncia.
Barnier salió aclamado con una ovación de pie de los diputados leales, pero su caída profundiza una crisis política que ha sacudido a Francia desde que el presidente Emmanuel Macron disolvió la Asamblea Nacional en junio tras la sorprendente victoria de la extrema derecha en las elecciones europeas.
Próximos pasos de Macron en medio del caos
Con la estabilidad política de Francia pendiendo de un hilo, el presidente Macron se apresura a nombrar un nuevo primer ministro antes del sábado, según Reuters. Los posibles sucesores incluyen al ex primer ministro Bernard Cazeneuve, al exministro de Trabajo Xavier Bertrand y al actual ministro de las Fuerzas Armadas, Sébastien Lecornu. Macron está programado para dirigirse a la nación el jueves por la noche, donde se espera que esboce su visión para resolver la crisis.
A pesar de los llamados de figuras de la oposición a la renuncia de Macron, el presidente ha desestimado la posibilidad, señalando su determinación de guiar a Francia a través de este período turbulento.
Implicaciones económicas: los mercados permanecen calmados—por ahora
Mientras la agitación política plantea preguntas sobre la gobernanza de Francia, los mercados financieros se han mantenido relativamente estables. La Bolsa de París subió por quinta sesión consecutiva, y los rendimientos de los bonos franceses a 10 años cayeron a alrededor del 2.9%. Sin embargo, las implicaciones más amplias de una inestabilidad prolongada podrían afectar la capacidad de Francia para pedir prestado a tasas favorables, particularmente a medida que sus rendimientos de bonos se acercan más a los de Grecia que a los de sus pares como España y Portugal.
Barnier había advertido sobre “turbulencias serias en el mercado” relacionadas con el estancamiento político, enfatizando el precario estado de las finanzas francesas. Su partida deja sin resolver las preocupaciones sobre la capacidad de Francia para gestionar sus crecientes desafíos fiscales en medio del aumento de las tasas de interés.
El gobierno más efímero en la historia de Francia
La administración de Barnier estaba condenada desde el principio, navegando en aguas traicioneras como un gobierno minoritario con apoyo limitado. Su decisión de invocar el Artículo 49.3 para impulsar legislación crítica se convirtió en un punto de conflicto, desencadenando las mismas mociones de censura que llevaron a su gobierno a la caída.
El analista político David Bailey de la Birmingham Business School señaló: “Este colapso refleja fracturas más profundas dentro del sistema político francés, donde las fuerzas polarizadas a la izquierda y a la derecha han hecho casi imposible la gobernanza.”
¿Qué sigue para Francia?
A medida que Macron se esfuerza por estabilizar su administración, las apuestas son altas. La segunda economía más grande de la Unión Europea enfrenta no solo incertidumbre política, sino también económica, con la confianza en su liderazgo disminuyendo. El tiempo corre para que Macron forme un nuevo gobierno capaz de navegar por el volátil panorama político y restaurar el orden.
Por ahora, Francia sigue atrapada en una crisis política que ha desestabilizado su liderazgo y proyectado una sombra sobre su futuro. Si Macron podrá superar esta tormenta está por verse.