La reciente ofensiva rebelde en Siria, que ha derrocado al aliado de Moscú Bashar al-Assad, ha generado incertidumbre sobre el destino de los bastiones militares de Rusia en la región. La base naval de Tartus y la base aérea de Hmeimim—activos clave para las operaciones estratégicas de Rusia en el Mediterráneo, Oriente Medio y África—ahora están en riesgo, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de Moscú para mantener su presencia en Siria.
«Base Naval de Tartus: La Puerta de Rusia al Mediterráneo»
La base naval de Tartus, el único puerto de Rusia fuera de la antigua Unión Soviética, ha sido una piedra angular de sus operaciones en el Mediterráneo desde 1971. Originalmente arrendada a la Unión Soviética por Siria, la base proporciona capacidades vitales de reabastecimiento y reparación para los buques de guerra rusos, incluidos submarinos nucleares, permitiéndoles evitar largos regresos a los puertos del Mar Negro a través de los estrechos turcos.
Tartus vio un aumento significativo en la actividad durante la guerra civil siria cuando Rusia intensificó su apoyo a Assad con una intervención militar a gran escala en 2015. La importancia estratégica del puerto creció aún más cuando Assad otorgó a Moscú un arrendamiento de 49 años a cambio del papel de Rusia en el sostenimiento de su régimen. Para entonces, el número de personal en la base había aumentado a más de 1,700.
Sin embargo, la situación actual sigue siendo incierta. Imágenes satelitales revelan que no había buques de guerra rusos en Tartus desde el 9 de diciembre, lo que ha generado especulaciones sobre el estado de la base. El Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha negado los informes sobre una retirada, pero la ausencia de embarcaciones plantea dudas sobre el control de Moscú.
«Base Aérea de Hmeimim: Un Pilar de las Operaciones de Rusia en Medio Oriente»
La base aérea de Hmeimim, establecida en 2015 cerca de Latakia, ha sido otro activo crítico para Rusia, sirviendo como plataforma de lanzamiento para ataques aéreos durante la guerra civil siria. Construida sobre un aeropuerto civil reutilizado, la base cuenta con amplias defensas aéreas con un alcance de hasta 250 kilómetros (155 millas), proporcionando una protección robusta.
La base también ha desempeñado un papel logístico en la facilitación de las operaciones del Grupo Wagner de Rusia en África, donde el Kremlin está expandiendo su influencia. Sin embargo, informes sugieren que el número de soldados rusos en Hmeimim ha disminuido significativamente desde 2022, ya que Moscú ha desplazado recursos a su guerra en Ucrania.
«Futuro Incierto en Medio de Promesas Rebeldes»
Las fuerzas rebeldes han «garantizado» la seguridad de las bases de Rusia, pero sigue siendo incierto si Moscú mantendrá el control operativo. La pérdida de Tartus y Hmeimim sería un golpe severo a las ambiciones geopolíticas de Rusia, interrumpiendo su capacidad para proyectar poder en el Mediterráneo y apoyar las operaciones de Wagner en África.
«Implicaciones Estratégicas para Moscú»
- Acceso al Mediterráneo: Tartus es la única base naval de Rusia en el Mediterráneo, esencial para mantener su flota sin depender de las vías fluviales controladas por Turquía.
- Poder Aéreo en el Medio Oriente: Hmeimim sirve como un centro para las operaciones aéreas rusas, permitiendo una intervención rápida en toda la región.
- Operaciones Africanas de Wagner: Las bases han sido líneas de vida logísticas para las actividades del Grupo Wagner, que son clave para la influencia de Moscú en el continente africano.
«Conclusión: Un Control Frágil»
A medida que la ofensiva rebelde reconfigura el panorama político de Siria, Rusia enfrenta la difícil tarea de asegurar sus activos estratégicos mientras lidia con recursos limitados, agotados por su guerra en Ucrania. El destino de Tartus y Hmeimim determinará la capacidad de Moscú para mantener su influencia en el Medio Oriente y más allá. Por ahora, su futuro pende de un hilo.