En una audiencia de confirmación del Senado que duró cuatro horas el martes, Pete Hegseth, la controvertida elección de Donald Trump para secretario de defensa, enfrentó una avalancha de preguntas sobre su idoneidad para supervisar el Departamento de Defensa de $849 mil millones. La audiencia, llena de tensión y partidismo, profundizó en temas que iban desde la «cultura guerrera» autoproclamada de Hegseth hasta acusaciones de mala conducta sexual e impropiedad en el lugar de trabajo.
Aquí están los cinco puntos clave de una audiencia que reveló tanto sobre el carácter de Hegseth como sobre su visión para el Pentágono.
1. “La Guerra y la Letalidad” Por Encima de Todo
Hegseth no perdió tiempo estableciendo sus prioridades para el Pentágono. ¿Su visión? Un regreso a una «cultura guerrera» centrada en la fuerza y eficiencia militar.
“La guerra, la letalidad, la meritocracia, los estándares y la preparación—eso es todo. Ese es mi trabajo,” declaró.
Pero su desdén por las iniciativas de diversidad fue claro. Hegseth desestimó las políticas enfocadas en la equidad como desgastantes para la moral y contraproducentes, afirmando que el ejército debería abandonar las cuotas que, en sus palabras, “debilitan la columna vertebral de nuestras fuerzas armadas.” Sus declaraciones provocaron críticas agudas de los demócratas, quienes las vieron como un ataque directo a los esfuerzos de inclusión.
2. Mujeres en Combate: Un Punto de Contención
Los comentarios pasados de Hegseth en contra de las mujeres en roles de combate provocaron intercambios acalorados con senadores demócratas, particularmente con legisladoras. La senadora Elizabeth Warren destacó la historia de comentarios controvertidos de Hegseth, citando un podcast donde afirmó rotundamente: “Las mujeres no deberían estar en combate en absoluto.”
Mientras Hegseth intentaba aclarar, alegando que sus preocupaciones se centraban en mantener los estándares militares, el enfrentamiento subrayó una división fundamental. La senadora Tammy Duckworth, veterana de combate, no se anduvo con rodeos: “Las tropas no pueden ser lideradas por alguien que no respete sus contribuciones—hombre o mujer.”
3. ¿Es la Falta de Experiencia una Fortaleza o un Pasivo?
A sus 44 años, Hegseth sería uno de los secretarios de defensa más jóvenes de la historia, un hecho que los republicanos enmarcaron como un activo. El senador Eric Schmitt llamó a Hegseth un «viento fresco» que interrumpiría la «burocracia rancia» de Washington.
Pero los demócratas pintaron un cuadro diferente, señalando su falta de experiencia en liderazgo senior y un historial de mala gestión financiera durante su tiempo en organizaciones sin fines de lucro enfocadas en veteranos. La senadora Tammy Duckworth le presionó sobre si alguna vez había realizado una auditoría, solo para recibir respuestas evasivas.
El trasfondo de Hegseth como comentarista de Fox News también levantó cejas, con críticos cuestionando si su persona mediática superaba sus calificaciones militares.
4. Evitación de Cuestiones Estratégicas
Mientras que la audiencia se centró en gran medida en el carácter y la competencia de Hegseth, cuestiones críticas de defensa como la estrategia de EE. UU. sobre China, Ucrania y las amenazas a la seguridad global estaban conspicuamente ausentes. Mara Karlin, una exfuncionaria del Pentágono, lo calificó de “asombroso” que se prestara tan poca atención a las responsabilidades centrales de un secretario de defensa.
La omisión dejó a algunos cuestionando si los senadores priorizaban el teatro político sobre indagar la capacidad de Hegseth para proteger la seguridad nacional.
5. Las Alegaciones de Agresión Sexual Son Significativas
Los momentos más polémicos de la audiencia giraron en torno a una alegación de agresión sexual de 2017 contra Hegseth. Según informes policiales, una mujer lo acusó de bloquearla para que no saliera de una habitación de hotel antes de agredirla. Hegseth negó las acusaciones pero reconoció un acuerdo financiero.
Describió las acusaciones como una «campaña de desprestigio coordinada» por parte de los medios de comunicación de izquierda, presentándose a sí mismo como una víctima de persecución política. Sin embargo, sus respuestas se desviaron hacia narrativas de redención personal, invocando su fe cristiana: “No soy una persona perfecta, pero la redención es real.”
El Camino por Delante
La nominación de Hegseth ahora depende de un Senado estrechamente dividido. Con los demócratas unidos en oposición, puede permitirse perder solo tres votos republicanos. Fuera de la cámara, grupos de defensa conservadores se están uniendo a su causa, enmarcando su nominación como una batalla en la guerra cultural en curso de América.
Las apuestas son altas. La confirmación de Hegseth colocaría a una figura polarizadora al mando del Pentágono, responsable de navegar un mundo lleno de desafíos geopolíticos y reformas militares internas. Por ahora, su destino descansa en un Senado dividido no solo por la política, sino por un conflicto más amplio sobre cómo debería ser el liderazgo en el Departamento de Defensa.