En un giro impactante de los acontecimientos, los periódicos rusos reaccionaron con una mezcla de shock y indignación al ver cómo el valor del rublo se desplomaba por debajo de 114 por dólar, marcando su peor desempeño desde marzo de 2022. Los titulares en publicaciones como Rossiyskaya Gazeta y Moskovsky Komsomolets capturaron el sentimiento predominante de pánico y desesperación en el mercado de divisas. La gravedad de la situación llevó al banco central ruso a tomar medidas inmediatas, anunciando una suspensión de todas las compras de divisas extranjeras por el resto de 2024. Además, decidieron vender yuanes chinos en un intento de estabilizar la caída libre del rublo.
El colapso del rublo se atribuyó, en gran medida, a las sanciones de EE. UU. contra instituciones financieras rusas, particularmente Gazprombank. Estas sanciones tuvieron consecuencias de gran alcance, ya que los países europeos dependían de Gazprombank para los pagos relacionados con el gas ruso por gasoducto. El movimiento del Departamento del Tesoro de EE. UU. para imponer nuevas sanciones a varios bancos rusos, incluido Gazprombank, envió ondas de choque a través de los mercados globales y agravó aún más los problemas económicos de Rusia.
La Nezavisimaya Gazeta destacó que desde principios de noviembre, el rublo se había devaluado en más del 11 por ciento frente al dólar. Esta rápida caída no solo tuvo implicaciones significativas para la inflación, sino que también planteó consecuencias negativas para el mercado interno de Rusia. Sin embargo, hubo algunos que vieron un rayo de esperanza en medio de esta crisis. El ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, argumentó que un rublo debilitado podría potencialmente impulsar las exportaciones y proporcionar algo de alivio a una economía que enfrenta múltiples desafíos.
RBK Daily sugirió que una posible medida disponible para el Banco Central de Rusia era aumentar las tasas de interés, una herramienta que habían utilizado anteriormente en octubre cuando elevaron las tasas de referencia al 21 por ciento. Este movimiento tenía como objetivo frenar la inflación persistentemente alta causada por el masivo gasto gubernamental en la guerra de Ucrania y los aumentos salariales en ciertos sectores. Si bien la inflación había alcanzado un pico de más del nueve por ciento durante el verano, había retrocedido ligeramente al 8.5 por ciento en octubre, según Rosstat, la autoridad nacional de estadísticas de Rusia.
La grave situación que enfrentaba la moneda rusa no estaba aislada de los eventos geopolíticos. El colapso del rublo tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 fue una clara indicación de la vulnerabilidad de su economía. El valor del rublo antes de la guerra era de alrededor de 75 por dólar, pero rápidamente se depreció a casi 134 por dólar poco después de la invasión. Aunque el rublo se había recuperado en cierta medida, desde entonces había experimentado un descenso constante, con su valor sufriendo otro golpe significativo en septiembre antes de colapsar parcialmente el 27 de noviembre.
En medio de esta crisis monetaria, comentaristas rusos en el canal de televisión estatal Russia-1 expresaron su desconcierto por las celebraciones de Acción de Gracias en Estados Unidos. Un comentarista en «La Noche con Vladimir Solovyov» criticó el indulto del presidente Biden a dos pavos, yuxtaponiéndolo con lo que percibía como cinismo estadounidense hacia su participación en conflictos globales. Este incidente destaca cómo las tensiones entre Rusia y EE. UU. se extienden más allá de los problemas económicos y permeabilizan el discurso público.
Las implicaciones de este ‘Ataque de Pánico’ del Rublo son de gran alcance y multifacéticas. Las repercusiones económicas van más allá de los mercados financieros e impactan a varios sectores dentro de la sociedad rusa. Desde ciudadanos comunes que luchan con el aumento de costos hasta empresas que enfrentan incertidumbre debido a las fluctuaciones en las tasas de cambio, todos se ven afectados por esta crisis monetaria.
Los expertos han expresado su preocupación por la capacidad de Rusia para recuperar la estabilidad y restaurar la confianza en su sistema financiero en medio de las tensiones geopolíticas y las sanciones en curso. A medida que los observadores internacionales monitorean de cerca los desarrollos, hay una creciente realización de que esta crisis podría tener implicaciones más amplias para los mercados globales también.
En conclusión, Putin se encuentra lidiando con titulares sombríos y desafíos crecientes mientras Rusia enfrenta otra crisis de moneda. El colapso del rublo, alimentado por las sanciones de EE. UU. y otros factores económicos, ha sumido al país en un estado de agitación. Los esfuerzos del gobierno para estabilizar la moneda han mostrado algunos signos de éxito, pero el camino hacia la recuperación sigue siendo incierto. A medida que Rusia navega a través de esta crisis, necesitará encontrar soluciones sostenibles para abordar sus vulnerabilidades económicas y garantizar la estabilidad en un paisaje global cada vez más volátil.