En una acalorada guerra de palabras, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ha calificado a Armenia de «estado fascista», lo que ha generado temores de un conflicto renovado en el volátil Cáucaso Sur. El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, respondió rápidamente, acusando a Bakú de fabricar provocaciones para justificar una posible agresión.
Los comentarios de Aliyev, realizados durante una entrevista con medios locales el martes, se dirigieron a las reformas militares de Armenia y a los crecientes lazos con Francia. Declaró: «La Armenia independiente es un estado fascista en su esencia. El fascismo debe ser destruido por el liderazgo armenio—o lo haremos nosotros mismos.» La retórica incendiaria surge mientras la región lidia con las repercusiones de la conquista militar de Azerbaiyán en 2023 de Nagorno-Karabaj, que desplazó a más de 100,000 armenios étnicos en lo que muchos han llamado limpieza étnica.
Armenia Responde: «Ellos Buscan Escalación»
En una respuesta medida pero firme, Pashinyan instó a Azerbaiyán a abandonar su postura agresiva. «Bakú está tratando de legitimar la escalada a través de declaraciones agresivas, esperando una respuesta igualmente agresiva de Ereván,» dijo Pashinyan a la agencia de noticias estatal Armenpress.
Acusó a Azerbaiyán de difundir desinformación, incluyendo afirmaciones de que las fuerzas armenias violaron el alto el fuego el 5 de enero. El Ministerio de Defensa de Armenia desestimó estas acusaciones como infundadas. Pashinyan advirtió que tales tácticas tienen como objetivo construir una narrativa que justifique una mayor acción militar.
Una Historia de Sangre y Desconfianza
El conflicto de décadas entre Armenia y Azerbaiyán, arraigado en disputas territoriales sobre Nagorno-Karabaj, se ha intensificado desde la caída de la Unión Soviética. La región vivió guerras devastadoras en 2020 y 2023, siendo la última resultado de la captura de Nagorno-Karabaj por parte de Azerbaiyán y el éxodo masivo de su población étnica armenia. Desde entonces, organizaciones occidentales han acusado a Azerbaiyán de limpieza étnica, alimentando aún más la condena internacional.
Sin embargo, el gobierno de Aliyev ha reafirmado su postura dura. Se han lanzado acusaciones de odio étnico contra los armenios hacia Bakú, con críticos señalando los últimos comentarios de Aliyev como evidencia de una campaña orquestada para provocar tensiones.
El Papel de las Potencias Globales: ¿Paz o Política?
En medio de la retórica en escalada, EE.UU. y la UE continúan presionando por un tratado de paz entre las dos naciones. Pashinyan reafirmó el compromiso de Armenia con el diálogo, enfatizando los esfuerzos para centrarse en la delimitación de fronteras, cuestiones humanitarias y resolver el destino de los desaparecidos de conflictos pasados.
“No utilizaremos el lenguaje de la agresión, sino el lenguaje del diálogo,” insistió Pashinyan. Sin embargo, los analistas argumentan que los últimos comentarios de Aliyev podrían socavar tales esfuerzos diplomáticos, especialmente a medida que Azerbaiyán consolida su poder en Nagorno-Karabaj.
Un Peligroso Abismo
Aunque Aliyev insiste en que Azerbaiyán desea la paz, sus comentarios incendiarios y acusaciones sugieren lo contrario. Los observadores advierten que su retórica puede señalar un esfuerzo calculado para avivar el fervor nacionalista y sentar las bases para futuras acciones militares. Para Armenia, el desafío radica en navegar este campo minado sin caer en la trampa de la escalada.
A medida que las tensiones hierven, el mundo observa de cerca. ¿Prevalecerá la diplomacia, o el Cáucaso del Sur será una vez más sumido en el caos?