En un giro dramático de la saga política de Francia, el recién nombrado Ministro de Finanzas Éric Lombard ha abierto la puerta a revisar la controvertida reforma de pensiones del presidente Emmanuel Macron. Este movimiento podría asegurar un acuerdo presupuestario crítico, pero arriesga deshacer el cambio que define su legado, que elevó la edad de jubilación de 62 a 64 años, una política que ha dividido a la nación y su panorama político.
Un giro estratégico hacia la izquierda
Durante intensas negociaciones el miércoles por la noche, Lombard, junto a la Ministra de Presupuesto Amélie de Montchalin, señaló una disposición a enmendar la ley de pensiones que ha desatado protestas en todo el país y sigue siendo profundamente impopular. La propuesta, impulsada por partidos de izquierda, incluidos los Verdes y los Socialistas, marca un posible cambio en la estrategia del gobierno de Macron.
El líder socialista Olivier Faure adoptó un tono optimista, afirmando que “el gobierno ya no estaba vetando el tema de las pensiones.” La líder del Partido Verde, Marine Tondelier, también expresó un optimismo cauteloso, señalando que Lombard parecía “abierto a la discusión” y más cercano a sus posiciones que los ministros anteriores.
El delicado acto de equilibrio de Lombard
Lombard, un banquero de carrera que apareció en el centro de atención hace apenas unas semanas, enfrenta una tarea monumental: asegurar la supervivencia a corto plazo del gobierno minoritario de Macron mientras navega la resistencia de los miembros del gabinete de derecha y las facciones dentro de la oposición. El Ministro de Industria, Marc Ferracci, elogió el enfoque inclusivo de Lombard, que ha fomentado el diálogo y ha impulsado el proceso hacia adelante.
La aprobación del Primer Ministro François Bayrou será, en última instancia, crucial. Si bien Bayrou ha expresado su disposición a explorar compromisos, cualquier acuerdo con el centro-izquierda arriesga alienar a los aliados de derecha e incendiar tensiones dentro del gobierno.
Consecuencias Potenciales Dentro de la Izquierda
Si Lombard logra alcanzar un acuerdo, podría fracturar el Nuevo Frente Popular (NUPES), la poderosa alianza de izquierda liderada por La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. Mélenchon, conocido por su retórica incendiaria, ha criticado a los Verdes y a los Socialistas como “ridículos en su servilismo” y se opone a cualquier colaboración con el gobierno de Macron.
El diputado de Mélenchon, Manuel Bompard, advirtió que las negociaciones con el gobierno podrían reavivar el “desprecio y el odio” entre los votantes de izquierda, en referencia al historial divisivo del Partido Socialista durante la presidencia de François Hollande.
Esta división presenta un delicado acto de equilibrio para el centro-izquierda. Mientras buscan distanciarse de la marca radical de política de Mélenchon, alinearse demasiado de cerca con Macron arriesga alienar su base progresista.
Una Apuesta de Alto Riesgo
Las apuestas son enormes para el gobierno de Macron. La reforma de pensiones en Francia es vista internacionalmente como una medida crítica para abordar los crecientes déficits del país y estabilizar su economía. Sin embargo, su falta de popularidad la ha convertido en un campo minado político.
El enfoque de Lombard diverge drásticamente de su predecesor Michel Barnier, quien buscó apoyo de la extrema derecha para aprobar su presupuesto. Esa estrategia fracasó de manera espectacular, llevando al colapso del gobierno de Barnier después de que el Rally Nacional de Marine Le Pen se uniera a los legisladores de izquierda en una votación de censura.
Al cortejar en cambio al centro-izquierda, Lombard está intentando evitar repetir los errores de Barnier. Sin embargo, esta estrategia corre el riesgo de alienar a los partidarios de Macron de tendencia más conservadora mientras pone a prueba los límites de la cooperación con una izquierda cada vez más fracturada.
El Camino por Delante
Si Lombard puede asegurar un acuerdo, podría marcar un punto de inflexión para el gobierno de Macron, restaurando algún grado de estabilidad en medio de desafíos políticos y económicos crecientes. Pero el fracaso podría profundizar las fracturas dentro de la izquierda, desestabilizar la coalición gobernante y dejar la agenda de reformas de Francia en un limbo.
Por ahora, todos los ojos están puestos en Lombard mientras intenta navegar las traicioneras aguas de la política francesa, donde cada compromiso conlleva el riesgo de consecuencias no deseadas.