A medida que el presidente electo Donald Trump se prepara para retomar la Casa Blanca, los mercados financieros envían un mensaje mixto. Mientras el S&P 500 continúa su racha alcista, el silencio de Wall Street sobre las políticas más controvertidas de Trump plantea una pregunta importante: ¿Pueden los mercados actuar como un freno al poder presidencial, o habilitarán una revolución económica?
Una Historia de Dos Mensajes
Trump ha prestado históricamente mucha atención al mercado de valores, promocionando frecuentemente su desempeño como un reflejo de su éxito económico. Durante su primer mandato, los mercados se dispararon, y no perdió oportunidad de reclamar el crédito. Ahora, tras su victoria electoral de 2024, los inversores parecen optimistas sobre la continuación de las políticas pro-empresariales que definieron su presidencia anterior.
La semana pasada, Trump hizo un movimiento calculado para calmar los mercados, nombrando al multimillonario de fondos de cobertura Scott Bessent como secretario del Tesoro. Conocido por su enfoque pragmático y no ideológico hacia las finanzas, Bessent ha tranquilizado a Wall Street de que la experiencia fiscal guiará la administración. Las acciones y los bonos se recuperaron tras el anuncio, reforzando la confianza de los inversores.
Sin embargo, solo unas horas después de que los mercados mostraran su aprobación, Trump declaró planes para imponer aranceles elevados: 25 por ciento a Canadá y México, y 10 por ciento a China. Estas medidas, consistentes con sus promesas de campaña, amenazan con interrumpir el comercio global, aumentar los precios al consumidor y desacelerar el crecimiento económico—riesgos que la mayoría de los economistas coinciden en que podrían afectar gravemente al mercado.
El Respaldo Silencioso de los Mercados
A pesar del anuncio de tarifas, los mercados continuaron su trayectoria ascendente, aparentemente sin verse perturbados por las posibles consecuencias de las políticas de Trump. Los analistas señalan que los mercados financieros se han vuelto hábiles en descontar la retórica inflamatoria de Trump, tratando sus declaraciones como meras tácticas de negociación.
Además, el enfoque del mercado sigue centrado en las ganancias corporativas y el crecimiento económico. Si las políticas de Trump—reducciones de impuestos, desregulación e iniciativas pro-empresariales—continúan impulsando las ganancias, los inversores parecen dispuestos a pasar por alto las posibles desventajas a largo plazo del proteccionismo y otras medidas disruptivas.
¿Un mercado alcista, pero a qué costo?
El nombramiento de Bessent ha provocado comparaciones con Steven Mnuchin, el primer secretario del Tesoro de la administración Trump. Mnuchin, a pesar de la controversia en otras partes del poder ejecutivo, fue bien considerado en círculos financieros por su enfoque amigable con el mercado. Bessent parece estar en camino de seguir una trayectoria similar, asegurando a los inversores estabilidad económica mientras navega discretamente las repercusiones de los movimientos más audaces de Trump.
El economista Kevin Hassett, elegido por Trump para liderar el Consejo Económico Nacional, refuerza esta narrativa. Asesor económico experimentado, Hassett ha expresado escepticismo sobre los beneficios económicos de las tarifas y apoya la inmigración por su impacto positivo en los mercados laborales. Sin embargo, su experiencia puede verse eclipsada por la agenda populista de Trump, que incluye frenar la inmigración y aumentar las barreras comerciales.
Los mercados como un control
Históricamente, los mercados financieros han actuado como una fuerza moderadora sobre el poder presidencial, particularmente cuando las políticas económicas amenazan las ganancias corporativas o los retornos de los inversores. Si los aranceles de Trump y otras medidas proteccionistas interrumpen el crecimiento empresarial, los mercados podrían enviar una señal clara, lo que provocaría una corrección de rumbo.
Sin embargo, esto asume que los mercados reaccionarán a los riesgos a largo plazo, una premisa que el comportamiento reciente desafía. El optimismo continuo de los inversores a pesar de los planes arancelarios de Trump sugiere un enfoque en las ganancias a corto plazo sobre las preocupaciones estructurales. El respaldo silencioso de Wall Street a estas políticas puede, sin querer, alentar a Trump a impulsar su agenda aún más, remodelando la economía de EE. UU. con poca oposición.
Las Apuestas
La revolución económica de Trump depende de un delicado equilibrio: cumplir con sus promesas a los votantes mientras mantiene la confianza de los inversores. La respuesta inicial de Wall Street sugiere que puede tener margen para maniobrar, pero este apoyo no está garantizado. Si sus políticas finalmente obstaculizan la rentabilidad corporativa o desestabilizan la economía en general, incluso los mercados más indulgentes pueden sonar la alarma.
Por ahora, los planes de Trump para aranceles, desregulación y recortes de impuestos establecen el escenario para un experimento de alto riesgo en la gobernanza económica. Si Wall Street actuará como un contrapeso o como un cómplice silencioso está por verse.