En un giro dramático de los acontecimientos, la Asamblea Nacional de Corea del Sur votó el viernes para destituir al presidente interino Han Duck-soo, intensificando el ya volátil panorama político del país. La destitución se produce solo dos semanas después de la destitución del presidente Yoon Suk Yeol, marcando una crisis política sin precedentes en la historia democrática del país.
Desglose de la Destitución
Un total de 192 legisladores apoyaron la moción contra Han, superando el umbral de 151 votos requerido para su aprobación. La votación se desencadenó por acusaciones de que Han obstruyó el nombramiento de tres jueces críticos para el proceso de destitución de su predecesor, el presidente Yoon, complicando aún más una situación ya tensa.
Han, quien asumió las funciones presidenciales tras la destitución de Yoon el 3 de diciembre, enfrentó acusaciones de legisladores de la oposición por bloquear los esfuerzos para garantizar un poder judicial justo e imparcial. Su destitución ahora coloca al ministro de Finanzas Choi Sang-mok como presidente interino mientras la Corte Constitucional delibera sobre el asunto, un proceso que podría tardar hasta 180 días.
Escenas Dramáticas en el Parlamento
La votación parlamentaria estuvo lejos de ser ordenada. Los legisladores del partido gobernante People Power Party (PPP) estallaron en protestas cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Woo Won-shik, anunció que solo se necesitaban 151 votos para el juicio político de Han, a diferencia de la supermayoría de 200 votos requerida para destituir a Yoon a principios de este mes.
Gritando «¡Inválido!» y acusando a Woo de abusar de su poder, los diputados del partido gobernante boicotearon la votación en masa, dejando a los legisladores de la oposición proceder sin oposición. Las escenas caóticas subrayaron las profundas divisiones en la política surcoreana, que han alcanzado un punto crítico desde la controvertida declaración de ley marcial de Yoon a principios de este mes.
Consecuencias Políticas
El juicio político tanto de Yoon como de Han ha sumido a Corea del Sur en un territorio inexplorado. Esta es la primera vez que un presidente en funciones ha sido destituido desde que el país hizo la transición a la democracia. Las implicaciones son profundas, ya que la Corte Constitucional ahora sostiene el destino de ambos juicios políticos, requiriendo que seis de sus nueve jueces respalden las mociones.
Sin embargo, con solo seis jueces actualmente en funciones—resultado de la negativa de Han a confirmar a los nominados parlamentarios—las posibilidades de que el juicio político de Yoon sea anulado siguen siendo peligrosamente altas. Los críticos argumentan que este estancamiento político podría erosionar la confianza pública en las instituciones democráticas del país.
Turmoil Económico
A medida que el caos político se profundiza, la economía de Corea del Sur muestra signos de tensión. El won coreano se desplomó a su valor más bajo frente al dólar desde la crisis financiera de 2008. Tanto los partidos en el poder como los de oposición se culpan mutuamente por la inestabilidad, dejando a empresas y ciudadanos lidiando con la incertidumbre.
Consecuencias de la Ley Marcial de Yoon
Las raíces de esta crisis se remontan al 3 de diciembre, cuando el presidente Yoon sorprendió a la nación al declarar la ley marcial, citando la amenaza de “fuerzas antiestatales.” Su abrupto revés de la orden, después de que 190 diputados asaltaran el parlamento para votarla en contra, hizo poco para calmar la indignación. Yoon se disculpó más tarde, pero mantuvo que sus acciones estaban destinadas a proteger la democracia.
Desde entonces, Yoon y sus aliados han enfrentado un torrente de desafíos legales, con altos funcionarios arrestados bajo cargos de insurrección. El presidente suspendido ha desafiado múltiples citaciones de los investigadores, agravando aún más las tensiones. El juicio de destitución de Yoon, combinado con la destitución de Han, ha dejado a Corea del Sur en un estado de parálisis política sin precedentes.
El Camino por Delante
El juicio político de Han, aunque dramático, es solo el último capítulo de la crisis en desarrollo de Corea del Sur. La capacidad de la oposición para impulsar importantes movimientos políticos sin el apoyo bipartidista resalta la fragilidad del sistema político del país. A medida que Corea del Sur espera las decisiones del Tribunal Constitucional, la atención se centra en si un nuevo liderazgo puede estabilizar un país al borde de la incertidumbre política y económica.