Desde abril de 2023, Sudán ha estado sumido en un devastador conflicto entre el Ejército Sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar responsable de atrocidades indescriptibles. Con miles de muertos y millones de desplazados, el reinado del terror de las RSF ha escalado más allá de las fronteras nacionales, amenazando la estabilidad regional e internacional. Ha llegado el momento de que el Congreso de EE. UU. designe a las RSF como una organización terrorista, un paso crítico para limitar su poder y proteger el futuro de Sudán.
RSF: Un Legado de Violencia
Las RSF tienen sus raíces en la notoria milicia Janjaweed, reestructurada en 2013 para apoyar las campañas de contrainsurgencia del gobierno de Jartum en Darfur y Kordofán del Sur. A pesar de haber sido legitimadas por el parlamento de Sudán en 2017, las RSF han continuado su campaña de violencia sin control, cometiendo crímenes de guerra, limpieza étnica y atrocidades masivas. Desde la destrucción de aldeas y el ataque a hospitales hasta el reclutamiento de niños soldados, las acciones de las RSF han infligido un sufrimiento incalculable a la población civil de Sudán.
Informes internacionales han destacado las campañas de limpieza étnica de las RSF, particularmente contra tribus que no hablan árabe en Darfur. El líder del grupo, Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, ha amenazado abiertamente a Europa con utilizar la migración como arma y se ha alineado con la invasión rusa de Ucrania, subrayando el riesgo global que representa su milicia.
El Papel de los EAU
El poder de la RSF se ha visto significativamente fortalecido por el apoyo externo, particularmente de los Emiratos Árabes Unidos. Las investigaciones revelan que los EAU han suministrado a la milicia millones de dólares, vehículos blindados y equipo militar canalizado a través de Chad bajo la apariencia de ayuda humanitaria. Los EAU también albergan las operaciones de redes sociales de la RSF y supuestamente facilitan sus conexiones con el Grupo Wagner de Rusia en Libia y la República Centroafricana.
Los intereses de Abu Dhabi en apoyar a la RSF son claros: acceso a los recursos agrícolas de Sudán y control de puertos estratégicos a lo largo del Mar Rojo. Sin embargo, esta intervención imprudente arriesga empoderar a Rusia y a Wagner, desestabilizando la región y amenazando la seguridad global.
Acción del Congreso de EE. UU.
En un movimiento crítico, la Cámara de Representantes de EE. UU. ha aprobado una resolución que reconoce las acciones de la RSF en Darfur como genocidio. Informes independientes que detallan las campañas de limpieza étnica de la milicia han impulsado llamados a la rendición de cuentas. Varios proyectos de ley están pendientes en el Congreso para abordar las atrocidades de la RSF y a sus facilitadores.
Entre estos se encuentran el Stand Up for Sudan Act y el Sudan Accountability Act, ambos destinados a bloquear las ventas de armas de EE. UU. a los EAU e imponer sanciones a los líderes de la RSF. Un grupo bipartidista de legisladores también ha instado al presidente Joe Biden a tomar medidas decisivas, pidiendo sanciones inmediatas a la RSF por violaciones graves de derechos humanos.
El Caso para una Designación de Terrorista
Designar a la RSF como una organización terrorista es más urgente que nunca. Tal medida podría:
- Restringir los flujos financieros y los movimientos internacionales de la RSF.
- Impactar severamente su capacidad para operar y reclutar.
- Señalar que EE. UU. no tolera sus acciones y que la RSF no tiene lugar en el futuro de Sudán.
Esta designación también presionaría a los aliados internacionales, incluidos los EAU, para que reconsideren su apoyo a la RSF, interrumpiendo las cadenas de suministro de la milicia y debilitando su control sobre el poder.
Un Llamado a la Acción Rápida
Las atrocidades de la RSF ya han devastado Sudán, pero la inacción de la comunidad internacional solo fortalece a sus líderes. Al designar a la RSF como una organización terrorista, el Congreso de EE. UU. puede dar un paso vital para frenar su influencia y prevenir más sufrimiento. Esto no es solo un gesto simbólico; es una acción necesaria para salvaguardar la vida de los civiles sudaneses y asegurar la rendición de cuentas para aquellos que han perpetuado el terror.
El mundo está observando, y Sudán no puede esperar. EE. UU. debe liderar con el ejemplo y actuar de manera decisiva para detener el reinado de terror de la RSF.