El mundo del golf nunca ha estado exento de su propio conjunto único de controversias y problemas. Entre los más polémicos de estos se encuentra el tema del juego lento, un tópico que ha mantenido a los entusiastas del golf y a los jugadores inmersos en un animado discurso. Al profundizar en este tema, encontramos la perspectiva de Dottie Pepper, ganadora de 17 títulos en la LPGA, quien encapsula hábilmente el sentimiento más amplio sobre el ritmo de juego. Ella enfatiza la necesidad de ‘respeto’ – por los jugadores, los aficionados y la transmisión.
En el centro de esta controversia sobre el juego lento está Tom Kim. Su actuación en el AT&T Pebble Beach Pro-Am lo llevó a enfrentar el desprecio por su ritmo lento. En la ronda final, se tomó un tiempo inusualmente prolongado para alinear su segundo golpe en el hoyo par-5 sexto, solo para que la bola saliera fuera de límites. Este incidente, que se desarrolló durante un minuto angustiante, dejó a los entusiastas del golf y a los jugadores furiosos. Desafortunadamente, este no fue un incidente aislado, ya que ocurrió algo similar en el posterior Phoenix Open.
El PGA Tour, consciente de la frustración que se está gestando entre sus seguidores, ha iniciado esfuerzos para abordar el problema. Sin embargo, este es un proceso que inevitablemente requerirá paciencia. Entre las varias iniciativas que se están considerando para abordar el juego lento se encuentran el uso de telémetros en las competiciones, la publicación de datos sobre el ritmo de juego con el ‘tiempo promedio por golpe’ y la divulgación pública de multas.
Añadiendo una nueva dimensión a este debate en curso está Ludvig Aberg, una estrella en ascenso en el PGA Tour. En una reciente conferencia de prensa, Aberg ofreció una perspectiva refrescante sobre el problema del juego lento. Al ser preguntado sobre qué podrían aprender otros golfistas de su juego, sugirió con confianza: «Oh, tal vez el ritmo de juego.» Conocido por su rápida toma de decisiones y su estrategia de «ver la bola, golpear la bola», Aberg cree que su enfoque ágil es un aspecto positivo de su juego.
Aberg atribuye su juego rápido a su preferencia por ‘jugar golf’ en lugar de ‘practicar golf’. Admite que no disfruta de largas sesiones de práctica y, en cambio, prefiere jugar el juego con sus amigos. «No quería ser el tipo por el que la gente estaba esperando. Simplemente no me gusta jugar despacio, y quiero que la ronda tenga un buen tempo y un buen flujo,» explicó Aberg.
No obstante, el tema del juego lento es divisivo. Algunos creen que se necesitan cambios significativos, mientras que otros consideran que el problema es incontrolable. Las apuestas financieras en el deporte complican aún más las cosas. El ganador de cuatro torneos del PGA Tour, Ryan Palmer, es escéptico sobre la posibilidad de que el problema se resuelva debido a las enormes sumas de dinero involucradas.
El Masters 2023 sirve como un ejemplo conmovedor de cómo el juego lento puede obstaculizar el deporte. La ronda final se extendió durante horas, no solo por la lluvia, sino también por el juego lento. Jugadores como Brooks Koepka y Jon Rahm se encontraron esperando en casi cada tee. Esto llevó a una avalancha de críticas dirigidas a Patrick Cantlay, quien es conocido por su lento ritmo de juego. Koepka no se contuvo al expresar su frustración: «Ese grupo delante de nosotros fue brutalmente lento. Jon fue al baño como siete veces durante la ronda y todavía estábamos esperando.»
Sumándose a la lista de jugadores lentos está Xander Schauffele, quien también enfrentó acusaciones similares el año pasado junto con Cantlay. Bryson DeChambeau es otro nombre que a menudo surge en discusiones sobre el juego lento.
A medida que el mundo del golf lidia con este problema molesto, la pregunta sigue siendo: ¿Puede el juego lento ser abordado de manera efectiva alguna vez? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, el mundo del golf continúa hirviendo con debates y conversaciones, cada uno añadiendo una nueva capa a este problema multifacético.