El persistente problema del juego lento en el golf continúa siendo una espina en el costado de los aficionados y jugadores por igual. A pesar de numerosos intentos por abordarlo, el problema persiste, impactando no solo a los golfistas, sino también a los broadcasters y a los fervientes aficionados que anhelan una competencia emocionante. En un reciente llamado a la acción, el golfista del PGA Tour Charley Hoffman subrayó la importancia de que los jugadores aceleren su ritmo de juego y sean conscientes de sus posiciones en el campo.
Hoffman también destacó otras preocupaciones, como las limitadas oportunidades para que los golfistas ganen sus lugares en eventos destacados y la necesidad de que los jugadores prioricen los torneos del PGA Tour sobre los eventos no pertenecientes al tour. Una posible solución a estos problemas fue propuesta durante un acalorado debate en el podcast de golf Fore Play, donde los anfitriones identificaron a Bryson DeChambeau y Patrick Reed como posibles salvadores del deporte, no por sus habilidades golfísticas, sino por las controversias que los rodean.
Durante la discusión, los anfitriones hicieron un viaje nostálgico por la “era dorada” del golf, donde DeChambeau y Reed estaban constantemente acaparando titulares con sus travesuras tanto en el campo como fuera de él. Desde el método de putt poco convencional de DeChambeau hasta las acusaciones de trampa contra Reed, estos golfistas inyectaron un nivel de emoción y drama que parece haber disminuido en tiempos recientes. Los anfitriones creen que el deporte necesita más de tales superestrellas para cautivar a una audiencia más amplia.
La cautivadora presencia de DeChambeau en el campo de golf es innegable, como lo atestiguaron los espectadores en el US Open ’24. Su actuación en Pinehurst fue una clase magistral en el crecimiento del deporte y él atribuyó generosamente su victoria a la multitud, permitiendo que numerosos aficionados tocaran el trofeo durante su celebración de victoria.
De manera similar, la personalidad carismática de Reed lo convierte en un favorito del público. Su reciente actuación en el evento LIV Adelaide 2025, donde logró un hoyo en uno en el hoyo 12, hizo que la multitud estallara en un frenesí. Su entusiasmo contagioso y su confianza desinhibida lo convierten en un punto focal de atención, asegurando que sus travesuras en el campo siempre valgan la pena ser vistas.
Sin embargo, aunque la participación del público es vital, por sí sola no puede abordar el problema del juego lento en el deporte. Por emocionante que sea ver a golfistas carismáticos como Reed prosperar en entornos dinámicos, la realidad es que el juego lento sigue siendo una preocupación significativa. El problema requiere soluciones más sustanciales, como reducir el tamaño de los campos, imponer sanciones más estrictas por el juego lento y fomentar una cultura centrada en la eficiencia entre los golfistas. En conclusión, aunque la participación del público es crucial para la popularidad del deporte, es solo un aspecto de un problema multifacético.