En una exhibición asombrosa de resiliencia y brillantez, Gael Monfils ha irrumpido en su 35ª final de ATP, enviando ondas de choque a través del mundo del tenis. A sus 38 años y cuatro meses, el maestro francés ha grabado su nombre en los anales de la historia, convirtiéndose en el segundo finalista de ATP más viejo desde el inicio del Tour en 1990. Solo el imponente Ivo Karlovic se encuentra por delante de él, con Monfils superando a leyendas como Stan Wawrinka, Roger Federer y Rafael Nadal. ¡Sí, lo leíste bien—Monfils ha hecho lo que muchos consideraban imposible!
Del borde de la derrota a la puerta de la gloria
La campaña de Monfils en Auckland ha sido nada menos que milagrosa. Su partido de primera ronda contra Pedro Martínez parecía destinado al desastre. Con un marcador de 6-1, 5-2 en contra, Monfils parecía estar al borde de una salida sin ceremonias. Pero el veterano se adentró en lo más profundo, convocando un esfuerzo hercúleo para cambiar la situación. Con determinación y astucia, recuperó el terreno perdido, robando el partido en un emocionante tercer set.
Después de esquivar esa bala, Monfils encontró su ritmo. Desmanteló a Jan-Lennard Struff en la segunda ronda y avanzó con facilidad ante Facundo Díaz Acosta en los cuartos de final. Luego llegó el enfrentamiento de semifinales contra el prodigio estadounidense de 19 años, Nishesh Basavareddy—un choque de generaciones que puso a prueba el temple de Monfils.
Clase magistral bajo presión
En una hora y 46 minutos de tenis eléctrico, Monfils demostró por qué la experiencia importa. El primer set fue una montaña rusa, con Basavareddy desperdiciando puntos de juego en tres juegos de saque consecutivos. Monfils, calmado y calculador, se apoderó del tiebreak con una precisión implacable.
El segundo set no fue menos dramático. Basavareddy se mantuvo firme hasta el 4-4, cuando un solo lapsus de concentración le costó caro. Monfils aprovechó la oportunidad, entregando un quiebre decisivo antes de cerrar el partido con una compostura helada. A pesar de la brillantez de Basavareddy—perdiendo solo 15 puntos en su servicio—la capacidad de Monfils para capitalizar momentos clave demostró ser la diferencia.
Un Hito para la Historia
Al alcanzar la final de Auckland, Monfils se une a un club exclusivo como el noveno jugador de la Era Abierta en disputar al menos una final de ATP después de cumplir 38 años. Esta hazaña subraya su extraordinaria longevidad en un deporte dominado por jugadores más jóvenes y rápidos. Entre 2005 y 2023, Monfils llegó a al menos una final de ATP cada año, una racha interrumpida solo en 2024. Ahora, en 2025, está de vuelta con una venganza.
Ojos en el Premio
El próximo desafío de Monfils es el clasificado Zizou Bergs en la final. Si gana, será su primer título de ATP desde Estocolmo 2023—una recompensa adecuada para un hombre que se niega a dejar que la edad defina su destino.
Por ahora, Monfils se erige como un faro de inspiración, demostrando que con determinación y pasión, lo imposible se vuelve posible. Mientras se presenta en la cancha en Auckland, el mundo del tenis observa, cautivado por la maravilla atemporal que continúa desafiando las expectativas.