El regreso de Naomi Osaka al tenis ha sido nada menos que una montaña rusa emocional, pero su salida abrupta del Abierto de Australia dejó a los aficionados y críticos atónitos. La campeona de cuatro torneos de Grand Slam admitió que retirarse a mitad de partido debido a una lesión abdominal fue devastador, especialmente cuando creía que tenía el impulso para avanzar profundamente en Melbourne.
Un sueño descarrilado por la lesión
Osaka entró al torneo con dudas persistentes sobre su estado físico. Solo unas semanas antes, se había retirado de la final del ASB Classic en Auckland, citando problemas abdominales. Una resonancia magnética antes de su partido de primera ronda en Melbourne proporcionó poca tranquilidad, dejando su participación en el Abierto de Australia pendiendo de un hilo.
A pesar de estas preocupaciones, Osaka mostró resiliencia, derrotando a Caroline Garcia en tres sets agotadores. La victoria fue especialmente dulce, ya que Garcia la había eliminado en el torneo del año pasado. Osaka siguió esto con un impresionante regreso contra Karolina Muchova, ganando 1-6, 6-1, 6-3. Su actuación insinuó el regreso de la competidora ardiente que una vez dominó el circuito de la WTA.
La lesión golpea en el peor momento
El impulso se detuvo en seco durante el enfrentamiento de tercera ronda de Osaka contra la suiza Belinda Bencic. Después de un electrizante primer set que Bencic ganó en un desempate, Osaka se vio obligada a retirarse, con su lesión abdominal resurgiendo nuevamente.
En una emotiva conferencia de prensa posterior al partido, Osaka se abrió sobre la naturaleza agridulce de su actuación. «Siento que si hubiera podido servir, podría haber ganado y llegado lejos en el torneo,» dijo, con su decepción palpable.
Su dolor se vio agravado por los recuerdos del ASB Classic, donde estuvo agonizantemente cerca de conseguir su primer título desde que regresó de su licencia de maternidad. “Es una pena porque tal vez podría haber ganado ese torneo,” lamentó Osaka.
Rayos de esperanza en un comienzo tormentoso
A pesar del desamor, Osaka ve destellos de progreso. Sus batallas contra oponentes de primer nivel le recordaron—y al mundo—que todavía es una fuerza a tener en cuenta. Reflexionando sobre su partido contra Bencic, Osaka dijo: “Creo que jugué muy bien hoy a pesar de que estaba lesionada. Fue muy divertido jugar una batalla tan reñida.”
El enfoque de la estrella japonesa ahora se desplaza hacia la recuperación. Con su próxima aparición obligatoria en el Abierto de Qatar el 10 de febrero, Osaka podría saltarse los próximos torneos para priorizar su salud. Su asociación con Patrick Mouratoglou, exentrenador de Serena Williams, ya ha mostrado promesas, y una Osaka saludable podría significar problemas para sus rivales en 2025.
Un futuro por el que vale la pena luchar
El viaje de Osaka está lejos de haber terminado. Con la vista puesta en recuperar su lugar en la cima del tenis femenino, su historia de regreso es una para seguir. Si su determinación es algún indicio, los contratiempos de 2024 podrían alimentar un regreso triunfante en la próxima temporada.