A medida que las naciones lidian con la creciente influencia de la industria tecnológica, proteger a los niños en línea se ha convertido en una prioridad global. Liderando esta iniciativa, Australia ha promulgado una legislación innovadora para prohibir el acceso a las redes sociales a menores de 16 años. Julie Inman Grant, Comisionada de eSafety de Australia, está al frente de la implementación de esta ley pionera, y tiene valiosas ideas para Estados Unidos.
La Ley en Acción: ¿Protegiendo a los Niños o Exceso de Poder?
Denominada como un «proyecto de ley de restricción de redes sociales» en lugar de una prohibición, la ley representa un cambio significativo en la responsabilidad de los padres a las plataformas. Inman Grant enfatizó que los esfuerzos anteriores para proteger a los niños en línea han sido «incrementales en lugar de monumentales», con las empresas tecnológicas fracasando en cumplir con las expectativas de responsabilidad social.
La legislación introduce cambios radicales, incluyendo exenciones y una definición amplia de lo que califica como redes sociales. Plataformas como WhatsApp, Snapchat y aplicaciones de juegos en línea, que difuminan las líneas entre mensajería e interacción social, también estarán bajo escrutinio. La ley tiene como objetivo frenar características adictivas como el desplazamiento infinito y el contenido algorítmico dañino, mientras equilibra las preocupaciones de privacidad con las necesidades de seguridad.
Pero hacer cumplir la ley es un desafío. Inman Grant ha estado trabajando en tecnologías de verificación de edad desde 2008 y sugiere herramientas como biometría, identificaciones digitales y enfoques a nivel de ecosistema. «Si podemos poner a un hombre en la luna, ciertamente podemos verificar la edad de un niño,» bromeó, aunque reconoció la complejidad de la implementación.
Críticas y el Papel del Gobierno
Aunque la ley tiene un fuerte impulso político en Australia, también ha enfrentado críticas. Las empresas de redes sociales argumentan que constituye una intromisión del gobierno y que infringe la libertad de expresión. Inman Grant responde que estas medidas son necesarias, ya que los padres a menudo carecen de los recursos para monitorear efectivamente las actividades en línea de sus hijos. Ella señala que los grupos marginados, como la juventud LGBTQ+ y neurodivergente, dependen de los espacios en línea para la comunidad y la identidad, pero también son desproporcionadamente atacados por el odio en línea.
«Estar en línea nos hace sentir más nosotros mismos que en el mundo real,» dijo, destacando la importancia de crear entornos digitales seguros que no aíslen a los niños de los beneficios de la conexión en línea.
Lecciones para EE.UU.
Inman Grant cree que EE. UU. tiene mucho que aprender del enfoque proactivo de Australia. A diferencia del debate polarizado sobre la seguridad en línea en EE. UU., los esfuerzos de Australia han sido en gran medida bipartidistas, centrados en proteger a los ciudadanos y responsabilizar a las empresas tecnológicas. Ella compara la iniciativa con la introducción de características de seguridad en automóviles como los cinturones de seguridad y los airbags, que inicialmente fueron resistidos por los fabricantes pero que ahora son estándar y salvan innumerables vidas.
“Necesitamos incorporar los cinturones de seguridad virtuales y erigir las barandillas digitales para prevenir el próximo desastre tecnológico,” dijo.
El Congreso de EE. UU. ha considerado sus propias medidas de seguridad en línea para niños, como la Ley de Seguridad en Línea para Niños, pero el progreso ha sido obstaculizado por desacuerdos partidistas. Inman Grant argumenta que un regulador independiente de seguridad en línea en EE. UU. podría ser transformador, fomentando la colaboración y avanzando en la remediación de daños.
Un Experimento Global con Implicaciones Más Allá de las Fronteras
La legislación de Australia no se trata solo de mantener a los niños fuera de las redes sociales; es un audaz experimento en la reconfiguración de la relación entre gobiernos, empresas tecnológicas y ciudadanos. Desafía a las plataformas a asumir la responsabilidad por el impacto de sus productos y sirve como un modelo para equilibrar la innovación con la seguridad.
“Si EE. UU. tuviera un regulador colega con quien trabajar, creo que sería un cambio radical,” dijo Inman Grant, expresando optimismo por un futuro donde los países colaboren para crear entornos en línea más seguros.