Meghan Markle, ahora firmemente arraigada en su estilo de vida estadounidense, ha hablado sobre los planes festivos de su familia mientras reflexiona sutilmente sobre su salida de la familia real. Algunos críticos sugieren que sus comentarios contienen una crítica velada a su vida pasada como miembro senior de la realeza.
El duque y la duquesa de Sussex, junto con sus hijos, el príncipe Archie y la princesa Lilibet, celebrarán la Navidad en su mansión de Montecito valorada en 14 millones de dólares. Estas fiestas de bajo perfil, pasadas en la calidez de California, destacan el marcado contraste entre la vida actual de Meghan y las formalidades de las tradiciones reales.
«Cada año mejora»
En una entrevista sincera con Marie Claire, Meghan compartió su alegría por la temporada, señalando: «Cada año mejora», especialmente a medida que sus hijos crecen lo suficiente como para apreciar las festividades. El enfoque de la pareja en una celebración acogedora y centrada en la familia a menudo incluye a la madre de Meghan, Doria Ragland, reforzando su preferencia por la simplicidad sobre la grandeza.
Sus costumbres navideñas contrastan marcadamente con las celebraciones regimentadas de Sandringham, donde los miembros de la familia real se reúnen anualmente. Meghan solo experimentó dos de estas festividades como miembro de la realeza: una en 2017 y otra en 2018, ambas marcadas por los gestos sin precedentes de inclusión de la reina Isabel II.
Dinámicas de la Familia Real
La difunta Reina tenía grandes esperanzas para Meghan, supuestamente acelerando su integración en la vida real. Desde invitarla a un servicio del Día de la Commonwealth hasta hacer excepciones para su presencia en Sandringham antes de la boda, la Reina veía a Meghan como un activo valioso—un sentimiento que no se extiende a menudo a los forasteros.
Sin embargo, tras bambalinas, las tensiones hervían. Los informes sugieren que la Reina se preocupó por la independencia de Meghan, especialmente cuando la actriz rechazó la mentoría de la Duquesa Sophie, una guía tradicional para los recién llegados a la vida real. La modernidad de Meghan, aunque inicialmente vista como refrescante, se convirtió en un punto de contención a medida que ella y el Príncipe Harry se alejaban de los deberes reales.
¿Un Nuevo Comienzo o una Declaración Directa?
Los críticos han interpretado los comentarios de Meghan sobre su felicidad actual como una sutil crítica a la familia real, especialmente dado su relación distanciada desde la serie de Netflix de la pareja y el explosivo memoir de Harry, Spare. Sin embargo, Meghan se abstiene de abordar abiertamente el drama, eligiendo en su lugar enfatizar la satisfacción de su familia en el camino que han elegido.
A medida que los Sussex se establecen en otra temporada navideña pacífica, abundan las especulaciones sobre si las palabras de Meghan tienen más peso del que parecen. Para una pareja que ha redefinido los límites del protocolo real, su Navidad discreta puede simbolizar más que una simple elección de estilo de vida—podría reflejar una declaración de independencia.