El sector de la aviación de Rusia enfrenta una turbulencia sin precedentes, ya que la Corporación Aeronáutica Unida (UAC) destituyó a los directores ejecutivos de dos de sus principales filiales, Yakovlev y Tupolev. La reestructuración sigue a retrasos en la producción, sanciones occidentales y un reciente incidente que involucró a uno de los aviones insignia de Rusia, el SJ-100, que se incendió tras aterrizar en Turquía.
Este desarrollo dramático destaca los crecientes desafíos dentro del programa de producción de aeronaves domésticas de Rusia, mientras el país se apresura a reemplazar su envejecida flota occidental.
Reestructuración del Liderazgo en Medio de la Creciente Presión
La UAC anunció el lunes el despido de Andrei Boginsky, CEO de Yakovlev, y Konstantin Timofeev, Director General de Tupolev. Ambas empresas fueron recientemente integradas en la UAC bajo las órdenes del presidente Vladimir Putin para optimizar las operaciones.
La UAC asumirá ahora el control directo de Yakovlev y Tupolev, con la corporación enfatizando la urgencia de acelerar la certificación y producción en serie de aviones comerciales nacionales.
“Consolidar la gestión a nivel de la empresa matriz nos permite enfocar recursos en cumplir con los plazos críticos de producción”, afirmó la UAC.
Consecuencias del Incidente Ardiente
El cambio de liderazgo llega justo días después de que un jet SJ-100 — una piedra angular de las ambiciones de la flota doméstica de Rusia — se incendiara al aterrizar en Turquía. Aunque todos los pasajeros fueron evacuados de manera segura, el incidente ha generado más dudas sobre la fiabilidad de la industria de la aviación rusa.
El SJ-100, anteriormente conocido como el Sukhoi Superjet 100, es central para los esfuerzos de Rusia por contrarrestar las sanciones que limitan el acceso a piezas de Airbus y Boeing. Sin embargo, el programa ha enfrentado importantes contratiempos, incluidos retrasos en la certificación y producción.
Involucramiento del Primer Ministro y Críticas a la Industria
Informes sugieren que el Primer Ministro Mikhail Mishustin ordenó personalmente el despido de Boginsky, citando un «colapso» del programa de aviación civil de Rusia. Sin embargo, han surgido versiones contradictorias, con algunos actores de la industria disputando esta afirmación.
El momento de estos despidos subraya la creciente frustración con la incapacidad de Rusia para cumplir sus ambiciosos objetivos. El gobierno ha prometido más de $2.7 mil millones para desarrollar aeronaves nacionales, pero programas como el MC-21 — destinado a rivalizar con los modelos Boeing 737 y Airbus A320 — han sufrido repetidos retrasos, con la entrada en servicio ahora esperada para 2025.
Sanciones Occidentales que Dificultan el Progreso
La industria de la aviación de Rusia ha enfrentado dificultades desde que la invasión del país a Ucrania en 2022 provocó sanciones severas. Estas restricciones han cortado el acceso a componentes críticos para aeronaves de fabricación occidental, dejando casi la mitad de la flota de Airbus A320neo de Rusia en tierra debido a problemas con los motores.
Para contrarrestar estos desafíos, Moscú tiene como objetivo producir 600 nuevas aeronaves para 2030. Sin embargo, quedan interrogantes sobre si la industria tiene la capacidad para cumplir con este ambicioso objetivo en medio de interrupciones en la cadena de suministro y obstáculos técnicos.
Implicaciones más Amplias para la Economía de Rusia
La crisis dentro del sector de la aviación refleja dificultades más amplias en la base industrial de Rusia bajo sanciones. Los retrasos y la mala gestión en la producción de aviones de pasajeros nacionales han puesto de relieve los problemas sistémicos dentro de la planificación y ejecución económica del país.
Conclusión
Los despidos de alto perfil de los principales ejecutivos de Yakovlev y Tupolev marcan un punto crítico para las ambiciones de aviación de Rusia. Con el tiempo corriendo en sus planes para renovar su flota envejecida, la UAC enfrenta una inmensa presión para entregar resultados. Sin embargo, si estos cambios de liderazgo serán suficientes para superar los contratiempos en la producción, las sanciones y los desafíos técnicos sigue siendo una incógnita.
A medida que Moscú se esfuerza por reconstruir su industria de la aviación, las apuestas son altas no solo para la UAC, sino también para la posición económica y geopolítica de Rusia en el escenario global.