A medida que el presidente electo Donald Trump se prepara para asumir el cargo en enero, su audaz afirmación de poner fin a la guerra en Ucrania en un día está bajo escrutinio. Aunque la promesa de Trump puede parecer optimista, el presidente ruso Vladimir Putin parece estar listo para utilizar cualquier negociación a su favor, posicionándose para obtener concesiones significativas.
La Estrategia Calculada de Rusia
Putin ha señalado una disposición a participar en conversaciones con Trump, pero ha trazado líneas claras: rechaza las concesiones territoriales e insiste en que Ucrania abandone sus aspiraciones a la OTAN. Mantener el control sobre los territorios anexados como Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhzhia es central para su estrategia, a pesar de que estas regiones no estén completamente bajo el control de Moscú casi dos años después de su anexión proclamada.
“Para Rusia, la prioridad es mantener el control sobre la mayor parte de los territorios ocupados y Crimea para demostrar que la guerra valió la pena,” dijo John Foreman, exagregado de defensa británico en Moscú y Kyiv, a Newsweek. El objetivo de Putin no es solo consolidar ganancias, sino también negociar directamente con EE. UU., eludiendo al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
El Enfoque Potencial de Trump
El nominado de Trump para enviado especial a Ucrania, el teniente general retirado Keith Kellogg, ha esbozado un marco controvertido para la paz. El plan implica congelar el conflicto a lo largo de las líneas del frente actuales, presionar a Kyiv para que negocie y proporcionar ayuda continua de EE. UU. para prevenir avances rusos adicionales.
Esta propuesta, que aún no ha sido adoptada formalmente por Trump, refleja un cambio significativo en la política de EE. UU. Señala que la asistencia adicional a Ucrania podría estar condicionada a su disposición a dialogar con Moscú, un escenario que probablemente favorecería la narrativa de Putin de poner fin al conflicto en sus términos.
El Dilema de Zelensky
Zelensky enfrenta desafíos crecientes. Su ejército carece de los recursos para recuperar los territorios ocupados, y su retórica reciente se ha inclinado hacia la exploración de soluciones diplomáticas. Sin embargo, cualquier acuerdo sin garantías de seguridad firmes arriesga dejar a Ucrania vulnerable a futuras agresiones rusas.
El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha reiterado la necesidad de medidas de seguridad, sugiriendo garantías más allá de la membresía en la OTAN. Sin embargo, Putin se ha opuesto constantemente a la integración de Ucrania en alianzas occidentales, enmarcando la neutralidad como una demanda innegociable.
Las Zanahorias y los Palos
El gambito de Putin implica aprovechar la presidencia de Trump para negociar alivio de las sanciones occidentales, que han impactado severamente la economía rusa. Al mismo tiempo, el Kremlin podría usar la ilusión de conversaciones de paz para sembrar división entre los aliados occidentales y crear confusión sobre sus verdaderas intenciones, una táctica que Putin empleó después de anexar Crimea en 2014.
Mientras tanto, Trump podría intentar explotar la producción y exportaciones de energía de EE. UU. como una herramienta para debilitar a Rusia económicamente. El exembajador de EE. UU. ante la OTAN, Kurt Volker, señala que Trump podría usar esta estrategia para hacer cumplir las sanciones sin los costos políticos internos de un aumento en los precios de la gasolina, que la administración Biden buscó evitar.
Los Riesgos
Sin un marco robusto, cualquier alto el fuego corre el riesgo de consolidar las ganancias territoriales de Rusia mientras deja a Ucrania en una posición precaria. “Sin garantías de seguridad firmes, no habrá nada que impida que Rusia regrese”, advierte Foreman.
Los objetivos de Putin, que incluyen levantar sanciones y asegurar el reconocimiento de los territorios anexados, pueden chocar con las demandas de EE. UU. y Ucrania. Sin embargo, su disposición a participar en conversaciones subraya su creencia de que la presidencia de Trump podría proporcionar un camino para lograr sus objetivos.
A medida que se acerca el 20 de enero, el tablero geopolítico está preparado para maniobras de alto riesgo. Si los planes de Trump conducen a la paz o refuerzan aún más a Putin está por verse, pero una cosa es clara: Putin ve estas negociaciones como una oportunidad para reescribir las reglas a su favor.