En un giro sorprendente de los acontecimientos, la caída del régimen de Bashar al-Assad ha puesto el imperio masivo de drogas Captagon de Siria bajo el foco de atención. Una vez una operación multimillonaria que alimentaba la adicción en todo el Medio Oriente, el futuro de este comercio ilícito—y sus consecuencias de gran alcance—ahora pende de un hilo.
Captagon: La pastilla que alimentó la desesperación de una nación
Captagon, una potente anfetamina a menudo llamada la «cocaína del pobre», se convirtió en la oscura exportación de Siria durante la brutal guerra civil. A medida que la economía del país colapsaba bajo sanciones y desplazamientos, la producción de Captagon se disparó, generando un estimado de £4.5 mil millones anuales, según el Banco Mundial. Su proliferación desestabilizó la región, con pastillas inundando países vecinos y desatando una narco-guerra en el Medio Oriente.
Durante años, circularon sospechas de que el comercio no era meramente obra de pandillas descontroladas, sino que estaba orquestado por el propio régimen de Assad. Las recientes victorias rebeldes han desvelado evidencia impactante que apoya estas afirmaciones. Imágenes muestran bases militares sirias utilizadas como centros de producción de Captagon, con pilas de pastillas siendo incendiadas por los rebeldes—una indicación condenatoria de la participación del estado.
Un nuevo poder enfrenta viejos problemas
Ahmed al-Sharaa, ahora liderando Siria bajo su nombre real en lugar de su nombre de guerra, Abu Mohammed al-Jolani, ha prometido limpiar a la nación de su flagelo de Captagon. “Siria se ha convertido en el mayor productor de Captagon en la tierra”, declaró. “Y hoy, Siria va a ser purificada por la gracia de Dios.”
Pero purificar Siria no será una tarea fácil. El comercio de Captagon estaba profundamente arraigado en el tejido del régimen de Assad. El hermano de Assad, Maher al-Assad, y su unidad militar de la Cuarta División jugaron papeles fundamentales en la producción y el tráfico de la droga, con el general Ghassan Bilal actuando como un facilitador clave. Las revelaciones de comunicaciones de WhatsApp de comerciantes de Captagon encarcelados solo han cimentado estas acusaciones.
Aunque los líderes rebeldes han tomado medidas rápidas, los desafíos que enfrentan son monumentales. La producción de Captagon sustentaba la vida de muchos sirios, desesperados por sobrevivir con escasos salarios militares o sin ingresos en absoluto. Cortar el suministro podría enviar señales positivas a países vecinos como Jordania y Arabia Saudita, pero arriesga dejar un peligroso vacío que podría ser llenado por nuevos actores criminales—o por drogas alternativas como el cristal meth.
Ramificaciones Regionales: Una Narco-Guerra Que No Conoce Fronteras
El impacto del comercio de Captagon en Siria ha reverberado a lo largo de Oriente Medio, empujando a los países al borde de una narco-guerra. Jordania ha fortalecido sus fronteras, con soldados enfrentándose a contrabandistas que supuestamente son ayudados por tropas sirias. Arabia Saudita ha detenido las importaciones desde Líbano tras encontrar envíos de pastillas de Captagon escondidas en frutas como granadas.
La droga también ha dejado un rastro de devastación entre los usuarios. En Jordania, un joven adicto llamado Yasser relató el costo que Captagon tuvo en su vida. «Tenía 19 años, empecé a tomar Captagon, y mi vida comenzó a desmoronarse,” dijo desde una clínica de rehabilitación en Ammán.
El Camino a Seguir: ¿Esperanza o Historia Repitiéndose?
Los expertos están divididos sobre si el nuevo liderazgo de Siria puede desmantelar el comercio de Captagon de manera efectiva. Caroline Rose del New Lines Institute teme que los rebeldes se concentren únicamente en cortar el suministro, descuidando el lado de la demanda del problema. Sin inversión en rehabilitación y vías económicas alternativas, los fabricantes y traficantes desplazados podrían simplemente cambiarse a otras drogas como el cristal.
Issam Al Reis, un ex ingeniero del ejército sirio que desertó, cree que la caída inmediata en las exportaciones de Captagon es prometedora. Sin embargo, advierte sobre las realidades financieras que enfrentan los sirios. “Los sirios necesitan el dinero,” dice, pidiendo ayuda humanitaria internacional y reformas económicas para alejar a los ciudadanos del comercio de drogas.
Por ahora, la comunidad internacional observa de cerca. La readmisión de Siria en la Liga Árabe dependía en parte de promesas para combatir la crisis del Captagón. Pero con el régimen de Assad fuera, queda por ver si los rebeldes pueden erradicar un comercio que se convirtió en un salvavidas patrocinado por el estado para tantos.
Una Región al Límite
A medida que el imperio del Captagón en Siria se desmorona, el camino por delante está lleno de incertidumbre. ¿Desmantelará el nuevo liderazgo las redes que alimentaron la adicción y la inestabilidad regional, o evolucionará el comercio hacia una amenaza aún más peligrosa? Una cosa es clara: las apuestas no podrían ser más altas para un país que anhela la paz y una región desesperada por sanar de años de conflicto impulsado por el narcotráfico.