En un giro dramático de los acontecimientos, las fuerzas rusas en Siria están supuestamente retirándose de bases militares clave mientras las fuerzas rebeldes, lideradas por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), continúan su ofensiva en todo el país. Los rebeldes han asestado un golpe significativo al régimen de Assad y a sus apoyos rusos al capturar la segunda ciudad más grande de Siria, Alepo.
El Avance Rebelde Gana Impulso
La ofensiva, encabezada por HTS—un grupo con raíces en al-Nusra y liderado por el excombatiente del ISIS Abu Mohammad al-Jolani—ha visto a los insurgentes empujándose hacia el sur, en dirección a Hama, con informes de enfrentamientos en Homs y As-Suwayda. La inteligencia militar ucraniana ha indicado que las fuerzas rusas han sufrido pérdidas significativas, con múltiples unidades rodeadas y cientos de soldados reportados como desaparecidos.
Sumando a los problemas del Kremlin, los rebeldes se apoderaron de cinco aviones de combate rusos tras tomar el control de la base aérea de Kuweires cerca de Alepo. La pérdida de activos críticos y territorio marca un gran revés para Moscú, que ha sido un firme apoyo del régimen del presidente sirio Bashar al-Assad.
Fuerzas Rusas en Desorden
Los informes sugieren que los soldados rusos han huido de Hama y han buscado refugio en la base aérea de Khmeimim, una de las dos principales instalaciones militares de Rusia en Siria. Tanto Khmeimim como el puerto naval de Tartus están fortificados con avanzados sistemas de defensa de misiles S-300 y S-400, pero el rápido avance rebelde ha dejado a Moscú luchando por reagruparse.
El Coronel General Alexander Zhuravlyov, jefe del cuartel general de Rusia en Khmeimim, reconoció la situación deteriorada, afirmando que el conflicto en Siria está “rápidamente saliéndose de control.” El Kremlin ha respondido reemplazando al General Sergey Kisel, quien supervisaba las fuerzas rusas en Siria, con el General Alexander Chayko, un veterano de la campaña siria.
Implicaciones para el Kremlin
La ofensiva rebelde destaca las vulnerabilidades de la presencia militar de Rusia en Siria, que ha sido crítica para sostener el régimen de Assad desde la intervención de Moscú en 2015. La pérdida de Aleppo y la captura de activos militares clave socavan la influencia regional de Rusia y señalan un posible punto de inflexión en el conflicto sirio.
La vergüenza del Kremlin se ve agravada por el enfoque internacional en sus reveses militares, estableciendo paralelismos con los desafíos que enfrenta en Ucrania. Las tensiones simultáneas en las fuerzas rusas a través de múltiples teatros de conflicto plantean preguntas sobre la capacidad de Moscú para mantener sus ambiciones geopolíticas.
Conclusión
La caída de Aleppo y la retirada de las fuerzas rusas subrayan la fragilidad de la posición de Moscú en Siria. A medida que los rebeldes continúan su avance, el Kremlin enfrenta una presión creciente para reevaluar su estrategia en la región. Los últimos desarrollos sirven como un recordatorio contundente de los desafíos que Rusia enfrenta para sostener su influencia en medio de la creciente resistencia y el conflicto en escalada.