Los recientes ataques aéreos de Pakistán en el este de Afganistán han resultado en 46 bajas civiles, incluyendo mujeres y niños, según el gobierno talibán. Los ataques se dirigieron al distrito de Barmal en la provincia de Paktika, lo que ha tensado aún más las relaciones entre Islamabad y Kabul, ya de por sí complicadas desde el regreso al poder de los talibanes en 2021.
La cifra de civiles provoca indignación
El portavoz talibán Zabihullah Mujahid condenó el bombardeo del martes por la noche, calificándolo de «barbarie» y prometiendo represalias para defender la soberanía afgana. «El número total de muertos es 46, la mayoría de los cuales eran niños y mujeres,» dijo Mujahid, con seis personas adicionales heridas. Testigos informaron que familias enteras fueron aniquiladas, incluyendo a 18 miembros de un solo hogar.
Sin embargo, Pakistán defendió los ataques. Un alto funcionario de seguridad afirmó que se dirigieron a «ocultamientos de terroristas» del Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), un grupo militante responsable de una reciente incursión mortal en un puesto del ejército paquistaní. “Los argumentos de los funcionarios afganos que afirman que se están perjudicando a civiles son infundados y engañosos,” dijo el funcionario, afirmando que al menos 20 militantes del TTP fueron asesinados.
El papel del TTP en la escalada
El TTP, alineado ideológicamente con los talibanes afganos, ha intensificado los ataques contra Pakistán desde territorio afgano, según Islamabad. La semana pasada, el TTP se atribuyó la responsabilidad de un asalto que mató a 16 soldados paquistaníes, lo que Pakistán citó como un desencadenante clave para los ataques.
En un comunicado, el TTP acusó a Pakistán de apuntar deliberadamente a las residencias de refugiados en Afganistán. El gobierno talibán, a su vez, ha negado albergar a militantes, prometiendo eliminar a los combatientes extranjeros del suelo afgano. Sin embargo, un informe del Consejo de Seguridad de la ONU de julio estimó que hasta 6,500 combatientes del TTP están operando en Afganistán, sin que haya acciones significativas por parte de los talibanes en su contra.
Aumento de Hostilidades a Lo Largo de la Frontera
Los ataques aéreos se producen en un contexto de enfrentamientos crecientes a lo largo de la frontera entre Pakistán y Afganistán. Pakistán acusa a Kabul de proporcionar un refugio seguro para los militantes, mientras que Kabul niega estas afirmaciones y acusa a Islamabad de agresión. Los últimos ataques recuerdan a una operación militar pakistaní similar en marzo, que también mató a civiles en Afganistán, según funcionarios talibanes.
Las preocupaciones de seguridad de Pakistán también han llevado a una represión contra los migrantes afganos indocumentados y a un endurecimiento de los controles fronterizos, empeorando las condiciones humanitarias para aquellos que huyen de la violencia.
Consecuencias Diplomáticas
Antes del día de los ataques, altos funcionarios talibanes se estaban reuniendo con el enviado especial de Pakistán para Afganistán en Kabul, ostensiblemente para abordar preocupaciones de seguridad mutuas. La sincronización de los ataques aéreos ha echado una sombra sobre estos esfuerzos diplomáticos, profundizando la desconfianza entre los dos gobiernos.
El ministerio de defensa de los talibanes advirtió sobre las consecuencias, afirmando que «tales actos cobardes no quedarán sin respuesta.» Mientras tanto, un funcionario de seguridad de Pakistán advirtió que los ataques contra los escondites de los militantes «continuarán según sea necesario» a menos que Kabul tome medidas decisivas contra el TTP.
Preocupaciones Humanitarias
Los ataques aéreos han dejado a cientos de personas desplazadas y traumatizadas en el distrito de Barmal. Los residentes locales y los refugiados de la región de Waziristán en Pakistán estaban entre las víctimas. La región ha sido durante mucho tiempo un punto de conflicto, con militantes y civiles atrapados en el fuego cruzado de operaciones militares y ataques con drones.
La comunidad internacional aún no ha respondido a esta última escalada, pero la situación destaca el estado frágil de la estabilidad regional y el costo humano de las hostilidades continuas.
¿Qué Nos Espera?
A medida que las relaciones entre Islamabad y Kabul se deterioran, la posibilidad de más violencia se cierne. Pakistán insiste en eliminar los refugios del TTP, mientras que Afganistán considera las acciones de Pakistán como una violación de la soberanía. La creciente división amenaza con desestabilizar una región ya volátil, con los civiles soportando el peso del conflicto.